sábado, 29 de mayo de 2010

Preguntas y respuestas del libro “El conflicto palestino-israelí”, de Pedro Brieger.



“¿Y afuera qué onda?” transcribió una selección de algunas de las preguntas y respuestas más interesantes en lo que respecta al conflicto en Medio Oriente entre israelíes y palestinos, extraídas del último trabajo del analista de política internacional.


1) ¿Por qué existe un conflicto entre palestinos e israelíes?

El origen del problema radica en que hay dos pueblos en un mismo territorio y ambos lo reclaman como propio. Los israelíes consideran que les pertenece porque dicen que les ha sido legado por dios como figura en el Antiguo Testamento y porque siempre hubo judíos. Los palestinos, por su parte, dicen que les pertenece porque viven allí desde hace siglos.

Para los israelíes, la creación del Estado de Israel, representa la respuesta a la persecución que han vivido los judíos a lo largo de toda su historia y consideran que es la única garantía que tienen para que no los persigan nunca más.

A los judíos europeos que tuvieron la idea de crear un Estado judío en el siglo XIX no les interesó demasiado que en ese territorio hubiera gente, porque su principal preocupación era resolver el problema de las persecuciones contra los judíos. También hay que decir que -en sus comienzos- sabían muy poco de lo que sucedía en el Medio Oriente, un mundo casi desconocido para muchísimos europeos. Lo poco que se conocía provenía de los testimonios de algunos aventureros que se animaban a viajar y luego escribían novelas, o de historiadores que habían acompañado alguna incursión militar.

Por el otro lado, los árabes-palestinos tampoco sabían demasiado de lo que pasaba en Europa ni de las persecuciones que sufrían los judíos. Nunca formaron parte de las experiencias coloniales que ocuparon casi todo el planeta (sino que las sufrieron) y a principios del siglo XX casi no tenían acceso al conocimiento de ese mundo que les era ajeno y desconocido.

Miles de judíos comenzaron a llegar a Palestina con la idea de construir un Estado solo para judíos a fines del siglo XIX y a principios del siglo XX. Cuando los árabes-palestinos percibieron que los judíos querían ese territorio solo para ellos, trataron de impedirlo pero no lo lograron.

En 1948, nació el Estado de Israel, otorgándole una nueva identidad ciudadana a esos judíos, que pasaron a ser conocidos como israelíes o judíos israelíes.

La mayoría de los israelíes preferiría que no hubiera ningún árabe en el territorio que reclaman como propio, pero están. Y la mayoría de los árabes-palestinos preferiría que allí no hubiera ningún judío; pero están.

El conflicto persiste hasta el día de hoy porque no hay un acuerdo sobre qué porción del territorio les corresponde a cada uno, o si pueden compartirlo.


79) ¿Cuál es la postura de los palestinos respecto de la violencia y los ataques suicidas?

La organización de los palestinos desde sus comienzos incorporó la violencia como parte de su lucha política para avanzar en su objetivo de liberar Palestina. Los Acuerdos de Oslo apoyados mayoritariamente auguraban el fin de la violencia política. Sin embargo, el fracaso de los acuerdos y la frustración frente a la incapacidad de poner freno a la ocupación le abrieron la puerta a un nuevo tipo de violencia, los ataque suicidas. Amén del debate ético y moral sobre la violencia en general y los ataques suicidas en particular, no caben dudas de que, a medida de que los acuerdos avanzan, la mayoría de los palestinos rechazaba este tipo de ataques. Por el contrario, a medida de que los acuerdos se estancaban, la violencia como forma de resistencia para golpear al enemigo recibía mayor respaldo.

Esto motivó profundos debates entre los palestinos sobre las características de la violencia. A grandes rasgos, se pueden encontrar cuatro posiciones. Por un lado, los que piensan que solamente hay que atacar a los soldados israelíes en los territorios ocupados y evitar los ataques a los civiles de los asentamientos. Otros, en cambio, sostienen que, además de los soldados, es legítimo atacar a los colonos porque son un proyecto cívico-militar para apropiarse de las tierras palestinas. Un tercer grupo sostiene que también está justificado atacar dentro del territorio israelí, pues consideran que todos los israelíes son responsables de la ocupación, sin distinguir civiles o militares. Por el contrario, un cuarto grupo se opone a la violencia en todas sus formas e insiste en desarrollar redes de resistencia pacífica. Éstas han crecido por fuera de los partidos políticos y están encabezadas por ciudadanos que se organizan contra la ocupación allí donde viven. Desde 2005 el pequeño pueblo de Bil'in realizan manifestaciones pacíficas contra la valla/muro que se construye sobre sus tierras. Símbolo de la resistencia no violenta, el pueblo fue visitado por varios ganadores del Premio Nobel de la Paz (Mairead Corrigan, Desmond Tutu, Jimmy Carter), el ex presidente de Brasil Fernando Enrique Cardoso y numerosos israelíes que les brindan su apoyo. A pesar de la represión, los heridos y muertos, los habitantes de numerosos pueblos continúan con la resistencia pacífica, aunque su lucha por lo general sea ignorada por las grandes cadenas de noticia que prefieren resaltar los hechos de violencia.

La discusión entre los palestinos sobre la violencia no difiere de la que han tenido muchos otros movimientos de liberación nacional en África y Asia al momento de definir una estrategia política para combatir la colonización de sus territorios. Las posturas políticas e ideológicas entre los palestinos sobre la violencia desde 1993 siempre estuvieron en función de los avances y retrocesos en los procesos de paz. La ecuación es sencilla. A mayor avance, menor aceptación de la violencia. A menor avance, mayor justificación y apoyo.


98) ¿Será capaz Barack Obama de resolver el conflicto entre palestinos e israelíes?

Desde la desaparición de la Unión Soviética, existe una convicción de que solo Estados Unidos puede lograr la paz entre israelíes y palestinos. De manera contradictoria se considera que la primera potencia mundial puede ser un mediador neutral y a su vez, al ser el principal aliado de Israel, el único con capacidad de presionarlo para concretar la paz con los palestinos. La política exterior norteamericana se ha caracterizado por una alianza incondicional por Israel que ha atravesado gobiernos demócratas y republicanos por igual. Las invasiones de Afganistán 2001 y de Irak en 2003 llevadas adelante por el presidente George Bush, ampliamente rechazadas a nivel plantario, tuvieron el efecto de ejercer una presión adicional sobre Barack Obama al asumir el gobierno estadounidense. El mundo esperaba un presidente diferente. Su oposición a la guerra en Irak y su discurso renovador permitieron albergar esperanzas de cambio. Todos se preguntaban qué postura asumiría respecto del conflicto palestino-israelí, aunque en diferentes conferencias no había ocultado su inclinación pro-israelí. Durante la invasión israelí a la Franja de Gaza en diciembre de 2008, lo más notable fue su silencio.

Una vez que asumió la presidencia viajó a El Cairo en junio de 2009 y pronunció un discurso que fue muy comentado por augurar “un nuevo comienzo para Estados Unidos y los musulmanes en el mundo”, utilizando un lenguaje muy diferente al de su predecesor. Allí también se refirió al conflicto palestino-israelí. En primer lugar y para que no quedaran dudas, resaltó “los estrechos vínculos de Estados Unidos con Israel” y que “este vínculo es inquebrantable”. Pero reconoció “que el pueblo palestino -musulmanes y cristianos- también ha sufrido en la lucha por una patria” y criticó “las humillaciones diarias, grandes y pequeñas, que surgen de la ocupación”.

La gran pregunta es saber si Barack Obama tiene la voluntad personal de adoptar el rol de mediador entre palestinos e israelíes y si los distintos factores de poder de Estados Unidos lo permitirán


99) ¿Qué fechas son esenciales para comprender el conflicto palestino-israelí?

Si uno tuviera que trazar una línea histórica en este conflicto que tiene unos cien años de vida, encontraría numerosos hitos de desencuentros entre judíos y árabes antes de la creación del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948 y pocos de encuentros entre israelíes y palestinos después de esa fecha. La Resolución de Naciones Unidas que declaró la partición de Palestina el 29 de noviembre de 1947 es, sin lugar a dudas, un momento clave para entender el conflicto entre ambos pueblos. Allí, un factor externo, Naciones Unidas, decidió dividir un territorio sobre bases étnico-nacionales para encontrar una solución al enfrentamiento creciente entre las dos comunidades. Se partía de un presupuesto: ambos pueblos no pueden vivir juntos. La “solución” no fue tal, no trajo la paz y no logró lo buscado. No se trata de cuestionar las decisiones tomadas por los organismos internacionales sino de comprender la dinámica que se desató desde esa fecha y que llevó al nacimiento del Estado de Israel en 1948 y a la expulsión de los palestinos.

Hasta la guerra del 5 de junio de 1967, israelíes y palestinos se desconocían, no solo en su visión del mundo sino también en el terreno concreto, más allá de que una minoría árabe atomizada hubiera quedado dentro del Estado de Israel. Israelíes y palestinos no se veían las caras, sabían poco y nada los unos de los otros. Después de la ocupación de Cisjordania y Gaza nació el binomio ocupante-ocupado, que transformó la (no) relación existente entre 1948 y 1967 en una relación típica de colonizador-colonizado que se mantiene en gran medida.

La tercera fecha es 1993. Los Acuerdos de Oslo trajeron un viento de esperanza, porque en esa fecha los palestinos y los israelíes se reconocieron mutuamente por primera vez. Después de décadas de demonización recíproca reconocer que “el otro” puede ser un interlocutor válido representó un quiebre con el pasado, aunque ese diálogo terminara frustrándose.

Falta una nueva fecha, la que permita vislumbrar la coexistencia entre los dos pueblos. Por ahora, no ha llegado.


100) ¿Es posible la paz y la convivencia entre israelíes y palestinos?

Esta es la pregunta del millón. ¿Cómo congeniar interesas, aspiraciones y derechos tan contradictorios entre sí? En la actualidad lo que prima es la violencia y es prácticamente imposible pensar en una convivencia pacífica. Los Acuerdos de Paz de 1993 abrieron una ventana de esperanza que se cerró demasiado rápido por diversos motivos y entre mutuas recriminaciones. La esencia del conflicto sigue siendo una cuestión nacional, dos pueblos reclaman un mismo territorio. El siglo XX ha demostrado que ninguno puede deshacerse del otro, por más que se lo proponga. Están condenados a vivir juntos. Hay un elemento que todavía permanece en algún lugar del inconsciente colectivo: durante siglos judíos, musulmanes y cristianos convivieron en paz cuando eran comunidades religiosas sin aspiraciones nacionales. Si bien es cierto que la palabra paz es enarbolada como consigna, por más que aparezca una y otra vez, la pregunta sigue siendo cómo. ¿Están dispuestos a convertir sus espadas en arados y dejar de alzar la espada pueblo contra pueblo, como decía el profeta Isaías? Nadie parece haber encontrado una fórmula. De algo se puede estar seguro: mientras continúe la ocupación de Cisjordania y la Franja de Gaza, la paz es imposible. El Estado de Israel no puede perpetuar la ocupación y los israelíes no pueden pensar que esto será aceptado eternamente por los árabes. ¿Podrá una intervención de Naciones Unidos separados ambos pueblos poner fin a los enfrentamientos? ¿Es posible separarlos? Tampoco es menos cierto que nadie puede creer que una vez que concluya la ocupación los dos pueblos mágicamente vivirán en paz. Pero es posible que permita recorrer un camino en el que ambos pueblos puedan hacer repensar aquella frase “Vuestro holocausto, nuestra catástrofe...”.


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